Familias Abiertas: Un equipo de profesionales reunidos para proteger a los niños en situación de riesgo
Familias Abiertas es una Asociación de San Miguel que ofrece a los niños en situación de riesgo la oportunidad de tener una familia de acogimiento. La coordinadora de la organización y asistente social, Luz Vergara de Capelli, dialogó con Viví el Norte sobre su trabajo diario y la importancia de apoyar a los chicos desde la primera infancia en su desarrollo físico, emocional, psicológico y social.
Supervisados por la Ciudad de Buenos Aires, con quienes mantienen un convenio, a Familias Abiertas llegan los casos que deriva la Dirección General de Niñez y Adolescencia. A partir de allí, se estudian las diferentes situaciones y las familias que están aptas o no para recibir a los niños. Desde la Asociación se cubren todas las necesidades: pañales, leche, alimentación, ropa, escolaridad, seguridad en los hogares, entre muchas otras cosas.
Con más de doscientos niños que ya pasaron por la Asociación, un equipo completo de profesionales y 130 voluntarios trabajan en Familias Abiertas con el objetivo principal de “poder dar una familia durante el tiempo que dure el acogimiento a un niño con los derechos vulnerados”, expresa Luz, quien define a la ONG como una alternativa a la institucionalización.
“Se acercan a través de nuestra convocatoria familias que quieren hacerse cargo de un niño, mientras se resuelve su situación social, en forma voluntaria”, explica Luz. A partir de entonces, se realiza la evaluación psicosocial de la familia para ser aceptada como familia de tránsito, se chequea al niño por una red de profesionales de la salud, se cubren las necesidades básicas, se realizan seguimientos, se coordinan encuentros (también con la familia adoptante) y se realizan talleres de capacitación.
La coordinadora sostiene que en los primeros años de vida es muy importante la atención única para un niño. “Que llore y tenga respuesta, que sepa que va a haber alguien cuidándolo, que lo hagan sentir único, que pueda tener una relación de hermandad, que sepa que alguien eligió cuidarlo para responder a sus demandas y necesidades es fundamental”, asegura.
De forma cotidiana, en Familias Abiertas trabaja la coordinadora Luz, dos trabajadoras sociales más, dos psicólogos, dos talleristas, una profesional en estimulación temprana, una profesional especialista en vínculos, una secretaria y una auxiliar. A su vez, hay un gran equipo de profesionales médicos y profesionales encargados de la administración.
“Tenemos también una comisión directiva de 7 personas que se juntan una vez al mes conmigo. Yo les cuento la situación de cada niño, las estrategias que se implementan, el trabajo con el juzgado, las defensorías, y se discuten ciertos temas de escolaridad, becas y asuntos económicos”, relata Luz.
“Es un grupo que puede rotar en cuanto a sus funciones”, agrega también la trabajadora social. Es que en Familias Abiertas son un verdadero equipo: se hacen reuniones semanales que son impostergables, y se cree que el crecimiento para todos es sin duda la experiencia que se comparte.
Siendo coordinadora actualmente también del equipo de familias abrigadoras del Municipio de San Miguel, Luz explica que con las talleristas también existe una reunión cada semana para diagramar los temas que se analizarán desde la perspectiva del niño y de las familias. En la organización hay familias de acogimiento y familias de apoyo, que actúan como “tíos y abuelos” de los niños.
“En Familias Abiertas seguimos una estrategia según cada niño y familia”, afirma Luz. Al ser un proyecto familiar, también se escucha a los chicos. “tenemos grupos de palabras con ‘hermanos’ de 6 a 10 años que trabajan sentimientos, apegos y un montón de cosas para trabajar con ellos y las familias”, agrega.
En tanto, la ONG nunca para: trabaja de lunes a viernes y también los fines de semana, con una guardia de 24 horas que está disponible ante cualquier situación de emergencia que suceda. Realizan, además, capacitaciones a las familias, a los padres por separado, a los hermanos a otras asociaciones, a voluntarios, a escuelas, a universidades, en otras provincias e incluso fuera del país.
“Trabajamos en conjunto todo el tiempo con los profesionales”, resalta la coordinadora. “Las familias dan ese plus que es muy importante para el desarrollo y la subjetividad futura de la criatura”, entiende y finaliza: “un entorno familiar es una micro sociedad donde uno aprende lo básico, la convivencia, las reglas del presente y futuro”.