Tensión entre los jefes del GBA: ven que Sergio Massa aún no despega y se empieza a hablar del corte de boletas
Lo que se sabe fue porque pasó y lo vimos todos. O casi todos. Cristina Kirchner eligió como compañero de fórmula a Alberto Fernández. Ambos condujeron un gobierno hundido en el fracaso. A tal punto que la Vicepresidenta estuvo casi un año presionando para que el Presidente renuncie a su intento de buscar una reelección, temiendo que si Fernández se volvía a presentar llevaría al peronismo a la peor elección de su historia.
Cristina terminará su tercer gobierno muchísimo peor de como lo empezó: condenada a seis años de prisión por corrupción, sufriendo un repudiable intento de asesinato de un grupo de lúmpenes del GBA que la culparon por la pobreza y la falta de oportunidades; y sin poder presentarse como candidata a presidenta porque, según confesó, ella tampoco garantizaba romper una elección de tercios.
Como con Alberto, una Cristina candidata también llevaría al PJ a la peor elección de su historia. Sus soldados para la liberación le imploraron que ponga el cuerpo y se postule igual, aún perdiendo, para mantener encendida la mística que nació con Néstor.
Se excusó ante los fieles argumentando que ya lo había dado todo. Pero endulzó a la militancia erigiendo a “Wado” De Pedro, para que la mística siga ardiendo. La llama duró apenas un par semanas: tuvo que entregar a su mejor candidato kirchnerista porque, según la convencieron dos gobernadores de las provincias más chicas del país, con “Wado” el peronismo también iría derechito a su peor elección.
Cristina no supo, no pudo o no quiso bancar a De Pedro. Con resignación, tuvo que elegir a Sergio Massa, el mismo a quien hace unos años, había encomendado (a Oscar Parrilli) “hacer mierda por hijo de puta”. Todo pasa (pero siempre algo queda).
Lo más curioso de todo esto que pasó y vimos todos, es que ahora los poderosos jefes peronistas del Conurbano empiezan a preocuparse porque Massa no despega en la encuestas y que, si hoy fuesen las PASO, al nuevo renovador del kirchnerismo le pasaría lo mismo que a Cristina, Alberto o Wado: también dejaría al peronismo en una elección históricamente mala
“Punto más, punto menos todos lo tenemos a Sergio más cerca del 20% que del 25%. Todavía tiene un mes para pegar el salto, pero si en dos semanas sigue estancado, el peronismo del Conurbano entrará en pánico”, advierte el intendente del populoso segundo cordón del GBA.
En el Conurbano, cuando los intendentes enfrentan una elección con pánico, la respuesta es el corte de boleta. Es decir, se activa automáticamente, casi por inercia, el instinto de supervivencia para retener el poder.
“Si Sergio se pincha, no vas a encontrar una tijera en ninguna librería del Gran Buenos Aires. Los intendentes las vamos a comprar a todas”, ironiza ante Clarín, no sin una tensión que le cuesta disimular, el jefe de uno de los más grandes municipios peronistas de la Primera Sección.
Aún previendo un panorama complicado, es decir, con Massa estancado y Javier Milei cayendo, como parece la foto actual, los jefes municipales “no nos vamos a quemar ahora en las PASO repartiendo boletas cortas, quedaríamos muy expuestos”, señala uno de ellos.
Pero casi todos coinciden que un mal resultado de Massa en las Primarias desencadenará un operativo corte “quizás nunca visto en el Conurbano”. Incluso, hasta no se descarta que salgan a repartir boletas cortas locales junto a las de otros candidatos en las categorías más altas. Algo esto ya se vivió en 2009, cuando el propio Néstor Kirhcner perdió en Buenos Aires frente a Francisco De Narvaez y entró en cólera acusando a varios caciques municipales de traidores.
Los caciques peronistas ya avisan que, como viene todo, ninguna comuna del Conurbano podrá superar el 50% de los votos. “Hoy es absolutamente así. Y si eso pasa, sobre todo en la Tercera Sección, no se podrá compensar el fuerte voto opositor del interior de la provincia.
En ese muy probable escenario, “Kicillof está jodido”, reconoce otro intendente fuerte que se confia en conseguir su reelección pero “ni en pedo con los porcentajes de otras elecciones”.
El futuro del kirchnerismo, de Kicillof y de todo el peronismo probablemente dependa de un puñado de grandes municipios que suelen sacar una enorme diferencia en las elecciones, como La Matanza, Moreno, José C. Paz y Merlo.
En La Matanza, por ejemplo, cerca de Fernando Espinoza hablan de un Massa que no llega a 30 puntos y 7 de Grabois. “Si en la cuna del peronismo no se llega a los 40 puntos, la elección podría ser una catástrofe”, le señala a Clarín un estudioso del Gran Buenos Aires que tiene diálogo fluido con todos los intendentes.
Clarín