Análisis: caníbales
Hace tiempo que desde el Instituto Patria, la usina de posverdad del kirchnerismo, empujan la versión de un pedido de varios dirigentes para que CFK asuma la jefatura del PJ; en especial, luego del desplazamiento de Alberto Fernández y la convocatoria a una elección interna para el 17 de noviembre. Lo curioso es que la expresidenta nunca se mostró interesada en presidir el PJ, incluso creó Unidad Ciudadana para enfrentarlo. Digresión aparte, en El Patria y La Cámpora no descartan esa posibilidad, pero solo como parte de un rearmado opositor.
Como si Cristina fuese la única garante de la unidad, el panperonismo. En la práctica sería la lapicera de las listas para 2025; poder y reparto. Ahora bien, qué ganaría el PJ. A las tribus encolumnadas detrás de la figura aglutinante. Sin embargo, dado el historial de la exvice, posiblemente acabe canibalizando al peronismo. La jefa no da, toma. Siente propio el 44% que obtuvo Massa. Esa es la extorsión y la razón para seguirla. O al menos eso intenta vender el cristinismo.
En este marco de ultratumba aparece el antiguo secretario de comercio Guillermo Moreno con la misión autoimpuesta de abroquelar las facciones todavía estupefactas por el tifón Milei. “Estamos buscando articular los equipos técnicos, para tener una propuesta económica común, al margen de que los proyectos políticos se sigan construyendo de manera paralela y por vectores distintos”, comunican desde su organización.
Pero lo cierto es que si en los últimos cuatro años sumieron al país en un naufragio económico inédito, y nunca les interesó trazar un norte concreto; qué “propuesta económica común” pueden traer a la mesa. Con qué refrito quieren convencer al público. El mismo Moreno da una pronta respuesta: “Ahora nos enfocamos en lo que nos junta. Llegamos a un consenso interesante: proponerle al pueblo argentino una nueva gesta, que es la industrialización de la patria”. Sin dudas una “gesta” de los tiempos del primer Perón y rebosante de naftalina.
El yeite de la industrialización (a la argenta) no es más que una premisa vaciada de contenido. Si recurren a ella es porque no disponen de nada; ni el deplorable anfitrión Guillermo; ni el prescindible Kicillof y menos el invisible Massa. En privado suspiran aliviados porque en ningún plano del multiverso hubiesen podido emprender la cirugía que requería el Estado ladrón.
Por incapacidad, pero más por ser el Estado ladrón.
Por Esteban Fernández