Análisis: la señora…
La novela del mediodía en la que unos políticos conspiran para acceder al sillón de Perón tomó un giro que se veía venir: el aplazo de la interna. “Hay otras prioridades”, dijo el cuervo Larroque mientras pedía unidad. Los del redil Kicillof se sumaron a la idea de guardar las fuerzas para batallar contra Milei. O, dicho de otra manera: de qué bolsillo iba a salir la plata para financiar la votación ahora que el Ejecutivo no iba a aportar un céntimo. Además, cuándo se vio que el peronismo fuera a internas para elegir al mandamás. Si no quién hubiera votado por Alberto.
La bronca de la señora mayor fuera de sus cabales, una manera más técnica de reproducir el apelativo que usan para nombrar a CFK, tiene menos que ver con Quintela, gobernador de La Rioja y su adversario por la presidencia, que con a quiénes representa. A saber: un extenso grupo de dirigentes a punto de extinguirse que no desean que Fernández de Kirchner acabe con todo antes de que florezca la próxima generación justicialista, si es que tal cosa existe… Cuál fue la valerosa idea que tuvieron estos peronistas de ley. Candidatear a Quintela. Alguien claramente inferior, en términos políticos, representante de la vieja política, pero muy incómodo para el clan Kirchner. Ahora bien, cuando estos paladines de la clase obrera dedujeron que la expresidenta haría uso de todas sus malas artes para erigirse a nivel nacional, y Máximo como presidente del PJ provincial, hicieron lo que deberían haber hecho desde el principio: vaciar de sentido el sillón de Perón. “No bien haya que definir candidatos, ahí se le dará la pelea por la lapicera, pero no antes, como ella pretende”, deslizó un ex senador provincial que secunda la idea de la renovación partidaria. El relato que bajó del bando “federal” fue: la cucarda no vale nada. No la queremos.
Por qué Cristina se muestra tan interesada en comandarlo. La respuesta muestra una doble raíz, por un lado, es su lógica de acumulación de poder. Por el otro, se trata de blindaje político frente a sus múltiples causas judiciales. En breve, Casación confirmará su condena a 6 años de prisión. Estos reveses judiciales son la razón por la que seguirá en política hasta el fin de sus días. Algo parecido a lo de Menem, que permaneció como senador por La Rioja hasta el acabose, pero en el caso de la viuda de Kirchner sus affairs con la ley son bastante más groseros. Ella cree que manteniéndose en la pomada tendrá mejores chances de pelear sus frentes que desde el retiro. No existe explicación más cierta. Esto plantea una grave problemática para el resto del espectro peronista.
Qué hacemos con la señora mayor fuera de sus cabales.
Esteban Fernández