Análisis: qué hubiese pasado
El lunes 14 de agosto de 2023, cuando todavía no se habían cumplido 24 horas del tercer puesto de Sergio Massa en las PASO presidenciales, el ministro/candidato respaldó una devaluación del peso del 22%. En ese entonces, explicó, muy liviano, que se trataba de una corrección cambiaria de arrastre. Justo ellos, los adalides de la justicia social y la redistribución del ingreso defecaban sobre sus propias falacias y nos empobrecían aún más. Los niveles devaluatorios fueron tan feroces que el dólar oficial pasó a valer cinco veces más de cuando llegó Fernández/Fernández. El ilegal tuvo un incremento del 1500%. Y no digamos, a ver si alguien se espabila, que CFK es la misma de los Fernández que rompieron el récord del 1000% de inflación. Bastante lejos de su dicho “que la gente coma”. ¿Eso sería gestionar?
Qué logró el gobierno libertario que tanto los enoja. Esquivó las recetas devaluatorias del peronismo empobrecedor y se salió de la espiral inflacionaria. Algo que, dada la compulsión kirchnerista por gastar y por embolsar para la política, jamás se hubiese replicado con un contrafáctico Massa presidente. Puertas adentro, sí reconocen que les vino de maravilla que Milei ordenara las finanzas. ¿De qué otra manera el país hubiese sobrevivido? No es exageración, se trata de la facción que prefería defaultear antes que acordar. En comparación, el presidente es un bálsamo. No es fanatismo, es simplemente que lo que había era criminal.
La última semana comenzó con Milei poniéndole el cuerpo al presupuesto 2025. La inflación anual sería 18,3%. El dolor oficial se ubicaría en 1207 pesos al cierre de ese período. Se lograría superávit comercial de 20 mil millones verdes y el PBI crecería 5%. La oposición, compuesta por kirchneristas, izquierda, buena parte del “radicalismo” y otros bloques menores, lejos de acompañar el horizonte de previsibilidad que propone el libertario, fustigan la gestión desde la hipocresía y la doble moral. ¿En qué hoyo se escondió Lousteau y los de su estofa cuando Alberto Fernández derogó la ley de movilidad jubilatoria por un esquema de aumentos a dedo que duró más de dos años? O mejor: esos mismos que ahora se arrancan las corbatas por la educación pública, cuánto patalearon por las aulas cerradas de la pandemia y la postpandemia. De repente, les creció un grano de moralidad en la espalda. Pero no, es grasa, flacidez de parásito.
O vamos a olvidar tan ingratamente que íbamos directo a rompernos contra una hiperinflación con un Massa y una Cristina que no estaban dispuestos a detenerla. Por incapacidad y porque no querían.
Por: Esteban Fernández